Oración de la mañana: jueves 30 de enero

Concédeme, Oh Señor, mi Divino Maestro,
que no busque ser consolado sino consolar.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Palabra de Dios:
“¡Bendito sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de la misericordia y Dios de toda consolación, que nos consuela en toda dificultad para poder nosotros consolar a los que están en dificultad, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios” (2Cor 1,3ss).

Breve reflexión:
Aquel que se convierte en instrumento de paz para otros, busca no tanto su propio consuelo, su propia satisfacción, saciar su necesidad de ser querido y amado. Al contrario, se olvida de sí mismo, deja de estar pendiente de sí mismo… para atender a lo que el otro necesita. Y ello sólo es posible porque la fuente de su consuelo está en otra parte: su secreto es que Dios le consuela para poder consolar a otros.

Preguntas:
¿Dónde está la fuente de mis consuelos? ¿Dónde ahogo mis penas?

Oración:
Te doy gracias, Señor, por darme esta palabra de consuelo. Mi consuelo eres Tú, aunque a veces te busco  en otros consuelos donde no estás. “Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón andará inquieto hasta que descanse en ti” (San Agustín de Hipona, Confesiones).


+ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Comentarios