Oración de la mañana: martes 12 de noviembre

¿Cuál es tu don?

Educación Primaria

Para empezar nuestro momento de oración, nos ponemos en presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Nos sentamos con la espalda recta, mirando hacia delante, las piernas sin cruzar y las manos sobre ellas. Cerramos los ojos y respiramos profundamente... cogemos aire por la nariz y soltamos el aire por la boca lentamente... Lo volvemos a hacer dos veces más sin hacer ruido, sólo pensando en el aire que entra y sale por nuestro cuerpo. 
Nos relajamos y pensamos en aquellas cosas buenas que tengo: puede ser mi sonrisa, pueden ser mis abrazos, puede ser que canto muy bien, puede ser que ayudo enseguida al que está triste, puede ser que cuento historias muy bien, puede ser mi alegría, ... 
Seguimos en silencio con los ojos cerrados y pensamos en una de esas cosas buenas que tengo y que, además, hace felices a los demás.
Eso bueno que tengo y que hace feliz a los demás, es un don que Dios me ha regalado. Es un don que no puedo esconder, que no puedo guardarme para mí. Vamos a dar gracias a Dios por habernos regalado un don. También le pedimos a Dios que nos dé energía para no cansarnos de compartir ese don con los demás, para regalarlo todos los días y hacer felices a los que tenemos a nuestro alrededor.
Si cada uno y cada una regalamos felicidad con nuestro don, esa felicidad llegará cada vez más lejos y, nuestro pequeño don, habrá ayudado a tener un mundo mejor.
Rezamos todos y todas la oración que Jesús nos enseñó: Padrenuestro que estás en el cielo...
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Educación Secundaria

Para empezar nuestro momento de oración, nos ponemos en presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Nos sentamos con la espalda recta, mirando hacia delante, las piernas sin cruzar y las manos sobre ellas. Cerramos los ojos y respiramos profundamente... cogemos aire por la nariz y soltamos el aire por la boca lentamente... Lo volvemos a hacer dos veces más sin hacer ruido, sólo pensando en el aire que entra y sale por nuestro cuerpo. 
Nos relajamos y pensamos en aquellas cosas buenas que tengo: de mi forma de actuar, de mi forma de hablar, de mis gestos, ... Seguimos en silencio con los ojos cerrados y pensamos en una de esas cosas buenas que tengo y que, además, hace felices a los que tengo alrededor.
Eso bueno que tengo y que hace feliz a los demás, es un don que Dios me ha dado. Es un don que no puedo esconder, que no puedo guardarme para mí. Por eso, vamos a dar gracias a Dios por habernos regalado un don, y le pedimos a Dios que nos dé la energía para no dejar de mostrar ese don a los demás y regalarlo todos los días para hacer felices a los que tenemos a nuestro alrededor.
Si cada uno y cada una regalamos felicidad con nuestro don, esa felicidad se extenderá cada vez más lejos y nuestro pequeño don habrá ayudado a tener un mundo mejor.
Para ayudarnos a recordar que hay que compartir ese don, rezamos todos y todas la oración que Jesús nos enseñó: Padrenuestro que estás en el cielo...
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


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