Oración de la mañana: lunes 20 de enero

Mary Ward no se echó atrás ante el riesgo, fatiga y dolor

La oración de la mañana de esta semana del 20 al 24 de enero, será dedicada a conocer a Mary Ward y tendrá la misma estructura. Utilizaremos la oración para pedir por la beatificación de Mary Ward y cada día iremos reflexionando acerca de un aspecto reconocido como REGALO (don) para la Iglesia.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Buenos días Señor, nos regalas un día más para vivir desde dentro, para disfrutar del don de la vida. Esta semana es especial porque la vamos a terminar con la fiesta de Mary Ward. Queremos conocerla un poco más para poder aprender de ella, porque ella es un ejemplo para nosotros. 
Hoy nos fijamos en su voluntad de superación y su fortaleza. Mary Ward no se echó atrás ante el riesgo, las dificultades, ni ante el dolor. A lo largo de su vida pasó momentos difíciles, especialmente de incomprensión por parte de las personas que la rodeaban: en juventud sus padres querían que se casara y ella quería ser religiosa, o más adelante las autoridades religiosas no entendieron bien sus modo de fundar el Instituto e incluso la metieron en la cárcel. En las dificultades veía un modo de parecerse a ti, Jesús, porque también Tú sufriste incomprensión. Pero cuando sufrimos incomprensión o rechazo de otros por estar haciendo las cosas bien, aunque nos duela, debemos estar contentos porque estamos haciendo la voluntad de Dios. Eso le pasó a Mary Ward: tenía una fuerza especial para superar las dificultades porque su corazón estaba unido al de Dios y sabía que estaba haciendo lo que Él quería.  Hoy puedes preguntarle al Señor: ¿qué quieres de mí? Ayer en el salmo de la misa rezábamos: “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad”. Cerramos los ojos y, junto a Mary Ward, repetimos dentro de nuestro corazón: Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad. 
Terminamos con su oración: 

Dios, dador de todo bien, 
te damos gracias por el regalo que en Mary Ward
has hecho a la Iglesia y a toda la humanidad.
Movida por el fuego de tu amor
no se echó atrás ante el riesgo, la fatiga y el dolor.
Vivió y trabajó para tu mayor gloria y el bien de la Iglesia, 
para la propagación de la fe, 
y por la dignidad de la mujer. 
Fue consuelo para los enfermos y ayuda para los pobres. 
Te pedimos que por el reconocimiento oficial de la Iglesia, 
su ejemplo de vida llegue a ser luz para muchas personas
Por nuestro Señor, Amigo y Maestro Cristo Jesús. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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