Oración de la mañana: martes 21 de enero

Mary Ward fue valiente: no se echó atrás ante el riesgo, fatiga y dolor

Esta semana vamos a conocer a Mary Ward un poco más a través de nuestra oración común: reflexionando acerca de un aspecto de su vida reconocido como REGALO o don para la Iglesia y rezando juntos al final con la oración por su beatificación.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Buenos días Señor, queremos conocer a Mary Ward un poco más para poder aprender de ella, porque ella es un ejemplo para nosotros. 
Hoy nos fijamos en su valentía, su voluntad de superación y su fortaleza. Mary Ward no se echó atrás ante el riesgo, las dificultades, ni ante el dolor. A lo largo de su vida pasó momentos difíciles, especialmente de incomprensión por parte de las personas que la rodeaban: en juventud sus padres querían que se casara y ella quería ser religiosa, más adelante, las autoridades religiosas no entendieron bien sus modo de fundar el Instituto e incluso la metieron en la cárcel. En las dificultades veía un modo de parecerse a ti, Jesús, porque también Tú sufriste incomprensión en tu época. Pero cuando sufrimos incomprensión o rechazo de otros por estar haciendo las cosas bien, aunque nos duela, debemos estar contentos porque estamos haciendo la voluntad de Dios. Eso le pasó a Mary Ward: tenía una fuerza especial para superar las dificultades porque su corazón estaba unido al de Dios y sabía que estaba haciendo lo que Él quería.  Hoy podemos preguntarle al Señor: ¿qué quieres de mí? En el salmo del domingo rezábamos: “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad”. Cerramos los ojos y, junto a Mary Ward, repetimos dentro de nuestro corazón: Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad. 
Terminamos este momento con la oración por la beatificación de Mary Ward y que tenéis colgada en la clase: 

Dios, dador de todo bien, 
te damos gracias por el regalo que en Mary Ward
has hecho a la Iglesia y a toda la humanidad.
Movida por el fuego de tu amor
no se echó atrás ante el riesgo, la fatiga y el dolor.
Vivió y trabajó para tu mayor gloria y el bien de la Iglesia, 
para la propagación de la fe, 
y por la dignidad de la mujer. 
Fue consuelo para los enfermos y ayuda para los pobres. 
Te pedimos que por el reconocimiento oficial de la Iglesia, 
su ejemplo de vida llegue a ser luz para muchas personas
Por nuestro Señor, Amigo y Maestro Cristo Jesús. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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