Oración de la mañana: lunes 10 de febrero

«Vosotros sois la sal y la luz del mundo»

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu santo. Amén. 
Vosotros sois la sal y la luz del mundo. El Evangelio de ayer nos llama a ser testimonios de Cristo. Y nos invita a serlo de dos maneras, aparentemente, contradictorias: como la sal y como la luz.

La sal no se ve, pero se nota. Hay muchas personas que “no se dejan ver”, porque son como “hormiguitas” que no paran de trabajar y de hacer el bien. A su lado se puede notar la paz, la serenidad, la alegría, buen ánimo.

La luz no se puede esconder. Hay personas que “se las ve de lejos”, que hacen cosas buenas por los demás y todos nos damos cuenta.

Todos estamos llamados a ser sal y luz. Quizá hay días que seremos sal y otros luz, pero en todo caso Jesús nos invita a hacer las cosas bien. Dicen que san Luis Gonzaga, mientras jugaba, al preguntarle qué haría si supiera que al cabo de pocos momentos habría de morir, contestó: «Continuaría jugando». Continuaría haciendo la vida normal de cada día, haciendo la vida agradable a los compañeros de juego.

Jesús, en esta mañana te pedimos que nos enseñes a ser sal y luz del mundo. Ayúdanos a disfrutar de las cosas sencillas y a hacer el bien donde nos toca estar. Nuestro compromiso para hoy es la máxima de Mary Ward: "Haz el bien y hazlo bien". 

Bienaventurada Virgen María, te ofrecemos este día y este deseo de hacer el bien a los demás: Oh Señora mía, oh Madre mía...

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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